Hice KOM en Strava y nadie me creyó

¡Qué pasa, colegas! Hoy os voy a contar una historia que aún me duele cada vez que lo recuerdo. Es de esas experiencias épicas que se convierten en pesadilla por culpa de tus amigos. Ya sabéis cómo va esto, la típica salida de domingo, supuestamente tranquila, que al final siempre acaba siendo una competición encubierta.

Ese día me levanté especialmente bien. Había dormido como un bebé, desayunado como un campeón y llevaba las piernas como pistones de Fórmula 1. Nos juntamos los de siempre: Juanma, Antonio, Javi (el típico amigo que siempre dice que va mal pero que te revienta cuando menos te lo esperas) y otros tres colegas más que iban de tranquis.

La ruta parecía relajada hasta que llegamos a "La Cuesta del Diablo". Ya sabes cuál te digo, ese repecho infame que normalmente subes más sufriendo que disfrutando. Pues ese día, por alguna razón, decidí probarme desde abajo y salí como un misil. Y mira, no sé si fue la emoción del momento o qué, pero aquello parecía que iba cuesta abajo en lugar de subir.

Llegué arriba exhausto, sí, pero con esa sonrisa imborrable que solo tienes cuando sabes que has hecho algo realmente bueno. Eché mano al Garmin y ahí estaba, el mensaje glorioso: "¡KOM conseguido!". Había pulverizado el tiempo anterior, batiendo incluso a Javi, que llevaba presumiendo de ese KOM desde hacía meses.

Cuando llegaron mis amigos, esperé la ovación, pero en su lugar lo que obtuve fue una lluvia de carcajadas. Resulta que nadie, absolutamente nadie, creyó que yo hubiese subido tan rápido sin algún tipo de "ayudita". Me acusaron de haber subido agarrado al coche de apoyo, de haber pillado un atajo o, lo peor, de haber activado la aplicación en el coche.

Imagínate el drama: logro el KOM de mi vida y en lugar de elogios, me gano semanas de cachondeo en el grupo de WhatsApp, memes constantes, y bromas eternas sobre "Luismi, el motorizado". Para colmo, ahora quieren que lo repita con testigos presenciales, un notario y hasta una retransmisión en directo por Twitch.

Moraleja de esta historia épica: si vas a reventar un KOM en Strava, asegúrate primero de tener testigos fiables o estarás condenado al cachondeo perpetuo.

La próxima semana toca la revancha, y esta vez pienso grabar la subida desde todos los ángulos posibles. A ver quién ríe último.

Luismi, tu colega salvaje de Damoff.

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