La ruta que parecía fácil y terminó con tres cámaras reventadas y una discusión con mi cuñado
Esta historia empieza como empiezan las mejores cagadas: con un plan fácil, improvisado y mal preparado. Era domingo, y mi cuñado (sí, ese que siempre lleva la bici más limpia que sus platos en casa) propuso una ruta "tranquila" para estirar piernas. Nada técnico, nada largo. "Una vueltita" —dijo.
Yo ya iba con el presentimiento de que aquello iba a acabar torcido, pero oye, confié. Así que salimos sin revisar presiones, sin mirar las cubiertas y, por supuesto, con cámaras que tenían más años que el perro de mi vecino. Spoiler: todo mal.
A los 10 km, ¡PAM! Primer reventón. Rueda trasera de mi cuñado. Nos paramos, cambiamos la cámara. Todo bien. Reímos, seguimos.
A los 17 km, ¡PUM! Segundo reventón. Esta vez, la delantera. También de mi cuñado. Empezó a ponerse nervioso. Yo, por dentro, pensaba: "Te lo dije, tronco".
Y a los 25 km… ¡ZAS! La mía. Tercera cámara reventada. Y ahí ya empezó la discusión: que si tú dijiste que era una ruta fácil, que si por qué no llevas tubeless, que si esto no me pasa con mi grupeta... Lo típico.
Total, terminamos la ruta empujando, con tres cámaras pinchadas, una amistad familiar en revisión y una conclusión clara: si llevas cámaras viejas, no revisas nada y encima vas con prisas, la ley de Murphy te pasa por encima.
Desde ese día, monté tubeless y no he vuelto a mirar atrás. ¿Por qué? Porque con un buen sellante, te olvidas de los pinchazos tontos, las discusiones absurdas y las manos llenas de polvo y malas palabras en mitad del monte.
Y si me preguntas qué uso, te lo digo claro: Damoff Sealant. ¿Por qué? Porque no lleva amoniaco, cuida la llanta, no reseca la cubierta y sella hasta 8 mm sin armar un drama. Lo he probado con llantazos de los buenos y ha salido airoso. Es limpio, eficaz y no apesta a químico de ferretería.
Además, con el tubeless y el sellante adecuado, reduces el peso, mejoras el agarre, y olvídate de llevar 3 cámaras de repuesto por si acaso. Una mecha, una bombona y a seguir rodando. Así sí se disfruta la bici.
Hazme caso: cambia al tubeless, échale Damoff, y olvídate de quedarte tirado… o de discutir con tu cuñado.
—Luismi, el que aprendió a base de reventones… y ahora vuela sin cámaras.